Lo advertía la ONG Sustainable Travel International durante la 15ª Cumbre Mundial del Turismo de World Travel and Tourism Council (WTTC), en Madrid: “los patrones de producción y consumo son insostenibles. De proseguir así, acabará por deteriorarse precisamente aquellos atractivos que nos animan a viajar”.
La declaración es contundente; pero, ¿qué puede hacer la industria del turismo para resolverlo?Recordemos que el turismo mueve cerca del 10 % del PIB mundial y sigue creciendo. La huella de su desarrollo puede ser crucial. ¿Podemos contribuir a un sistema más justo y equitativo para todos? Tomar conciencia de esta filosofía es básico para practicar un turismo sostenible.
Qué es el turismo sostenible
En la web de la Organización Mundial del Turismo podemos leer que el turismo sostenible es aquel que tiene en cuenta necesariamente cualquier posible repercusión, tanto actual como futura, a nivel económico, social y medioambiental, a la hora de satisfacer las necesidades de los viajeros. Sin olvidar por ello proporcionar un elevado grado de satisfacción y una experiencia significativa a los turistas.
La Unión Europea financió el estudio “Turismo sostenible para el desarrollo”; en el mismo se reconocía al turismo como uno de los sectores económicos más importante en el comercio mundial, y como tal, se llamaba a jugar un papel importante para convertir el turismo en un pilar esencial en el desarrollo mundial. ¿Aceptamos el reto?
Turismo sostenible vs turismo convencional
Para aclararnos; es posible que un resort de lujo no nos deje tener una perspectiva real del lugar que estamos visitando. Pero no es solo eso; la cuestión es que, además, puede tratarse de un establecimiento que forma parte de una cadena multinacional cuyos ingresos no contribuyen completamente en el bienestar de la comunidad en la que se ubica. Al contrario; tal vez, un alojamiento familiar permite un consumo óptimo de los recursos medioambientales, a la vez que contribuimos a una mejor distribución económica y obtenemos una experiencia única y totalmente satisfactoria.
Pero ojo: no es el tamaño; más bien, se trata de una cuestión de filosofía. Si se hace un uso óptimo de los recursos medioambientales, si se respeta la diversidad cultural de las comunidades, y si se busca que el beneficio económico sea a largo plazo y revierta a todos los agentes que intervienen, entonces estaremos dentro del ámbito del turismo sostenible y no del turismo de masas.
Principios del turismo sostenible
Como se puede apreciar, no se trata solo de reducir nuestro impacto en el medioambiente, sino que un viaje sostenible engloba otras muchas decisiones de las que tal vez no somos conscientes. Estas son solo algunas ideas que podemos tener en cuenta a la hora de viajar:
- La información que recopilemos del país antes de partir nos permitirá tomar decisiones acertadas para que nuestro viaje sea lo más responsable posible: Siempre que podamos, elijamos operadores, compañías y alojamientos que estén comprometidos con las comunidades de acogida y con el medio ambiente.
- Cuando nos adaptamos a los usos locales y no imponemos los nuestros establecemos relaciones de igualdad. Cuando usamos los transportes públicos y nos adaptamos a las normas, estamos siendo unos viajeros responsables.
- Para practicar un turismo sostenible es básico que cuidemos nuestro impacto en el medioambiente. Usemos sus recursos con responsabilidad y no los dañemos con nuestras prácticas.
- Las personas no son parte del decorado. Si quieres tomar un retrato, por favor, pide permiso.
- De vuelta a casa, un viajero satisfecho lo comparte; al hacerlo, haces que todos reflexionemos sobre nuestros hábitos.
La prueba de que cada vez tenemos mayor consciencia de la necesidad de un consumo sostenible está en que la demanda de este tipo de viajes va en aumento: no queremos contaminar, no nos gustan los lugares masificados, ni las experiencias previsibles. Seamos más justos, hagamos turismo sostenible. La experiencia mejora, y quien prueba, repite.