El día que salimos de Cienfuegos hacia Trinidad, nuestra anfitriona no pudo despedirse de nosotros. Nos había preparado un jugo refrescante, habíamos desayunado, habíamos hablado un rato; pero se disculpó por salir corriendo. Tenía que relevar a su marido, que había madrugado mucho ese día para hacer fila en la tienda de electrodomésticos. La única que tenía ventiladores. Y ella quería regalarle uno a su madre para su cumpleaños.
De no habernos alojado en casas particulares durante nuestro viaje a Cuba no habríamos conocido la historia del día a día, ni habríamos podido hacernos una idea clara de cómo es vivir allí.
¿Cómo es alojarse en una casa particular en Cuba?
En Trinidad, en las calles de La Habana Vieja, en Cienfuegos, Santiago… En Cuba puedes encontrar alojamientos particulares en prácticamente cualquier población, señalizados con su correspondiente cartel de “arrendador de divisas”. De hecho, una gran parte de los cuatro millones de visitantes que llegaron a la isla en el 2018 optaron por este tipo de alojamiento. En concreto, fuentes del Ministerio de Turismo de Cuba hablan de que el 25% de los visitantes extranjeros que llegan al destino caribeño se alojan ya en alojamientos del sector privado.
Esta modalidad de alojamiento no es sólo una manera original de dormir en Cuba o de viajar por toda la isla conociendo gente. Además, es una forma de hacer turismo responsable. Te contamos un poco más en qué consiste.
No te preocupes si llegas a Cuba sin haber seleccionado antes tu alojamiento. El día que salimos de Cienfuegos, la señora con la que nos habíamos alojado nos recomendó un sitio de un conocido en Trinidad. Y, así, fuimos encadenando alojamiento tras alojamiento. Tal vez la única recomendación en este sentido es tener contratado con antelación tu alojamiento en La Habana. La ciudad es grande, muy dinámica, y te resultará difícil dar con un buen alojamiento si te aventuras por sus calles sin un plan definido.
Con el resto de la isla, puedes dejarte llevar por el boca a boca o, si lo prefieres, también puedes hacer una búsqueda cuando llegues a tu destino. Los alojamientos oficiales está bien señalizados y los propietarios, si tienen espacio disponible, no dudarán en enseñarte la habitación. Ofertas no faltarán: según datos del Mintur, en 2016 ya había 16.000 alojamientos de este tipo.
Suelen ser viviendas de familias cubanas con habitaciones que no usan y que encuentran de esta forma una fuente de ingresos alternativa. Dada la especial situación que se vive en Cuba no esperes unos amenities completos con champú, gel, crema de cuerpo, toallitas o colonias varias. Habrá una pastilla de jabón y papel higiénico; para lo que necesites de más, tráelo de casa (además, siempre podrás dejar el que te sobre a alguien que lo necesite). El desayuno y/o las comidas, como el almuerzo o la cena, suele negociarse aparte.
Una vez que acuerdes alojarte en la habitación, tendrás que mostrar tu pasaporte para que puedan anotarte en el libro de registros que hay en cada casa. Es algo totalmente obligatorio, ya que estos tipos de alojamiento están fiscalizados por el Gobierno. Por supuesto, se paga con CUC, que es la moneda convertible.
La oferta se ha estandarizado desde que el Gobierno cubano reconoció los alojamientos en casas particulares. Y hoy puedes encontrar desde la habitación confortable con lo mínimo a apartamentos de diseño. Siempre tendrás tu propia llave para llegar y salir a tu antojo. Y no sólo es la diferente tipología de alojamiento, también, y sobre todo, hay diversidad de anfitriones; más o menos extrovertidos, pero generalmente les gusta echar un rato de charla con el viajero.
Si no, siempre habrá un familiar a mano que quiera acercarse a hablar contigo. La última noche en Palma Rubia, después de pasar unos días en Cayo Levisa, la sobrina de 13 años de nuestra anfitriona se acercó, algo avergonzada al principio, a hablar con nosotros. Acabó por contarnos sus planes de futuro: qué quería ser de mayor, la excursión a la playa que iba a hacer en la guagua la siguiente semana, etc. Nos enseñó los cangrejos del jardín y nos habló sobre dónde vivía. Estaba con su abuela unos días y resulta que nosotros fuimos un entretenimiento inesperado para ella. ¿Imagináis vivir un encuentro así, por ejemplo, con el recepcionista de un hotel de un resort?